“Un camino simple” de la Santa Madre Teresa
Escrito por Julio Lago
¿Qué es ser un buen cristiano, un buen seguidor de Cristo? ¿Qué es ser un buen católico? En Mateo 16:24, Jesús mismo nos da la respuesta: “Jesús dijo a sus discípulos: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame.’” Es así de simple, ¿O no?
Ser un buen católico, un buen cristiano, puede ser complicado…, escuché alguna vez en la radio católica: “… para aspirar a ser un buen católico uno debe de tener y conocer cuatro libros: la Biblia, el catecismo de la Iglesia Católica, el código de derecho canónico y la liturgia de la horas.” La Biblia tiene 1,189 capítulos, el catecismo de la Iglesia Católica tiene 2,865 numerales, el código de derecho canónico tiene 1,752 cánones (leyes), la liturgia de las horas completa tiene aproximadamente 50,000 oraciones. Esto es lo básico, aparentemente hay cerca de treinta millones de documentos pontificios en los archivos del Vaticano, sin contar documentos emitidos por diferentes congregaciones y las conferencias de obispos de cada país. Siempre he visto esto como la gran riqueza que tiene nuestra Iglesia, consecuencia de ser un organismo vivo que se reproduce, crece y se transforma. Sin embargo, definitivamente, no es leyendo y entendiendo toda esta información que uno se convierte en un fiel seguidor de Nuestro Señor, un buen católico. La historia y muchas de nuestras parroquias están llenas de personas con mucho conocimiento, pero no necesariamente la habilidad y disposición de espíritu para llevarlo a la práctica como Dios quiere.
Ciertamente, tenemos los casos de muchos santos que con relativamente poco conocimiento han hecho un gran impacto en la Iglesia, el Reino de Dios y el mundo en general, a través del martirio y de las obras de misericordia. Uno pudiera pensar que todo este acervo de la Iglesia es innecesario, pero entonces ¿Para qué está escrito?
Tal vez, ser un buen católico, consiste en la espera paciente a la acción del Espíritu Santo en nosotros, para que nos lleve al camino por el que debemos ir. Esto es el llamado quietismo: pensar que todo depende de Dios (lo cual es cierto) y que como consecuencia nosotros no tenemos que tomar acción.
Nuestros hermanos protestantes dirían: “Sola fides” y “Sola Escriptura”. Esto es, la fe basta para salvarnos y no necesitamos ningunas reglas más que las que vienen en la Biblia. Tomando esto al extremo, podríamos decir que las obras no son necesarias. Sabemos que esto no es cierto, porque la misma Biblia en el Nuevo Testamento claramente indica que la fe sin obras está muerta (Santiago 2:17).
Alguno más podría decir, que la respuesta está en la oración contemplativa, los sacramentos, la Tradición de la Iglesia, la liturgia, los movimientos de la Iglesia (como los focolares, la renovación carismática o el Opus Dei). Y ciertamente todo esto ha ayudado a la construcción del Reino de Dios y a la Gran Comisión: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado…” (Mateo 18:16-20).
Aun otros más dirían, es la presencia de Nuestra Madre Santísima y su guía en apariciones y revelaciones privadas la que ha hecho una diferencia para ellos y que es la devoción a la Virgen lo que los hace buenos católicos y definitivamente no podemos minimizar la influencia de María, Santa Madre de Dios, en la Iglesia como intercesora, mediadora y dispensadora de la gracia.
Entonces, con todas estas opciones y variedad, ¿Cómo sabemos qué hacer para salvarnos? ¿En qué consiste seguir a Jesús?
Para mí, la claridad del camino a seguir (para seguir a Jesús) empezó en un retiro espiritual que tomé a principios del año 2013. El retiro se basaba en la espiritualidad de la ahora Santa Madre Teresa de Calcuta y en el libro que discutimos hoy.
El libro se llama “Un camino simple”, “A Simple Path” en inglés, escrito por la ahora Santa Madre Teresa de Calcuta y compilado por Lucinda Vardey. Fue escrito en 1995.
Este pequeño libro, con 180 páginas, contiene seis capítulos. Cada capítulo contiene una breve explicación, muchos comentarios de los Misioneros de la Caridad y ejemplos prácticos que ayudan a comprender el mensaje central del libro, que es este:
“El fruto del silencio es la oración
El fruto de la oración es la fe
El fruto de la fe es el amor
El fruto del amor es el servicio
El fruto del servicio es la paz”
Es así de simple, no hay nada más y todo está contenido ahí. Solo tres comentarios más, que creo merecen la pena:
El primero, es que efectivamente todo comienza con el silencio y escuchar a Dios, pero esto no significa que hay que esperar a que la voz de Dios llegue claramente para poder empezar a actuar. Muchas veces la mejor manera de empezar, es ayudar con un apostolado, ayudar a los que más lo necesitan o responder en nuestra vida diaria con amabilidad a nuestro prójimo. Los pasos que propone la Madre Teresa no tienen que ser consecutivos y no deben ir necesariamente en un orden exacto. Esto es, no tienes que esperar a tener una vida perfecta de oración para poder tener fe o para hacer un servicio. Sin embargo, difícilmente podremos ser constantes en el servicio y encontrar paz, si no tenemos el soporte de la oración, la fe y el amor.
El segundo es que podemos tener ideas preconcebidas de lo que son el silencio, la oración, la fe, el amor, el servicio y la paz, por lo que es conveniente leer el libro para revisitar estos conceptos, por ejemplo: a veces pensamos que la paz es no estar peleando con nadie, que nadie nos moleste y no molestar a nadie, o podemos pensar que la paz es una alegría desbordante similar a una euforia. Pero a la paz a la que la Madre Teresa, la Madre Iglesia y Jesucristo se refieren, no es la paz “barata” de los que no están en conflicto con nadie, es la paz que viene de saber que en cada momento estamos haciendo lo que Dios quiere de nosotros y que estamos en comunión con El.
Finalmente una advertencia, si estas empezando tu camino de fe, al leer el libro, tal vez sentirás que es necesario salir a las calles, ir y ayudar a los más necesitados, tal vez sientas que no estás haciendo suficiente por los demás (y esto bien puede ser cierto). Pero, lo que Dios quiere de ti, es diferente de lo que Dios quiere de mí y de las personas que dan su testimonio en el libro. Es por eso que hay que escuchar a Dios en oración y discernir que quiere Dios de ti. Una cosa es cierta, hoy (no mañana) lo que Dios quiere de ti y de mí es que seamos Cristo para el otro y veamos a Cristo en cada persona respondiendo a su amor con pequeños gestos hechos con un gran amor.
Sin más que decir, recomiendo ampliamente que leas este libro, si quieres encontrar la verdadera paz.