Para Las Enamoradizas
Para las enamoradizas,
Primero que nada, mil disculpas por la ortografía. Ténganme paciencia!
Cuando era chiquita me gustaba un niño. Honestamente yo creo que me gustaba porque era uno de los únicos niños que conocía, ya que iba a una escuela de puras niñas. Papa, mamá, si están leyendo esto, téngame paciencia todo esto si tiene su importancia. Total, yo le escribía cartas y escribía su nombre en mi diario y en cualquier superficie plana que encontraba. El ni caso me hacía, pero yo juraba que me iba a casar con el. Años después me di cuenta que llevaba toda mi infancia escribiendo su nombre mal. Resulta que eso no era verdadero amor, pero cuando lo estaba sintiendo nadie me pudo haber dicho eso porque no les hubiera hecho caso. Años después pienso en aquella niña, según ella enamorada y me da risa. Todavía mi mamá y mis hermanas encuentran cartas que le escribí que nunca le mande en las que declaro mi amor por el.
El mío es un caso muy extremo, pero así somos las enamoradizas. Nos aferramos a lo que pensamos que es amor y nos volvemos sordas a los consejos de los demás. Muchos nos dicen que no seamos así, que nunca vamos a encontrar a nuestro principe de Disney. Pero yo, al contrario, de enamoradiza a enamoradiza o enamoradizo para cualquier valiente que lo quiera admitir, les quiero contar que yo lo encontré, al amor de mi vida.
Encontré a alguien que me ama sin condiciones. Es alguien que me da todo lo que necesito. Encontré a alguien que me escucha y me conoce mejor de lo que me conozco yo. Que bárbaras, nos la pasamos pensando que estamos solas y todas lo tenemos. Tenemos a Dios que tanto nos quieren. Necesitamos tener más paciencia y más amor. Tan enamoradizas que decimos que somos y no tenemos el corazón abierto para el que de verdad nos ama!
Tenemos la oportunidad más grande del mundo! Tenemos todo, todo para enamorarnos locamente De Dios. Tenemos la oportunidad para ofrecerle todo lo que sentimos y no se me ocurre un regalo más grande que eso. Un día hablé con una señora que me dijo que tener muchos sentimientos es como tener un caballo salvaje. Es nuestra decisión si dejamos que se aloque el caballo y nos pisotee todos nuestros planes y nuestras vidas o si lo controlamos y lo usamos para llegar más lejos de lo que llegaríamos sin caballo. Hay que tomar todos esos sentimientos que tenemos y usarlos para acercarnos más y más a Dios.
Hay que tomar el ejemplo de la Virgen y estar seguras que Dios nos ama. Entonces ya no nos vamos a preocupar para encontrar a un principe. Ya tenemos al Rey de Reyes. Así, con fe como la de la Virgen, hay que pedirle a Dios un compañero que nos ayude a permanecer cerca de El. Hay que ser como la Virgen y pedirle que nos ayude a abrir nuestros corazones para encontrar a alguien como San José. Mientras tanto, estate tranquila que Dios ya te ama. Que más se necesita?
Con María en Cristo,
Alguien enamorada de Él